Nombre protector (apotropaico, protector) : en la antigua Rusia , era costumbre llamar a los bebés con nombres con un contenido negativo para proteger a los niños, ahuyentar a las fuerzas del mal o por el efecto inverso del nombre. El mismo significado está incrustado en la costumbre de regañar a quienes aprueban el examen o desear al cazador "sin pelusa, sin pluma". Se creía que Neustroy crecería próspero, Malice bueno y Hambre siempre estaría lleno, etc.