El craneópago parásito ( del lat. Craniopagus parasiticus ) es un tipo de fusión de gemelos siameses , en la que la cabeza de un gemelo que no tiene cuerpo crece hasta convertirse en la cabeza de un gemelo normal .
El gemelo subdesarrollado es parásito y se vuelve así en las primeras etapas del embarazo, cuando los gemelos monocigóticos comienzan a desarrollarse como dos embriones diferentes, pero uno de ellos no puede dividirse por completo. Entonces uno de los embriones comienza a dominar y el desarrollo del otro se verá interrumpido. La diferencia clave entre los gemelos unidos y los parásitos es que, en este último, un gemelo es un parásito cuyo desarrollo se redujo durante el embarazo, mientras que las etapas de desarrollo del otro son normales.
En el desarrollo normal de gemelos monocigóticos, un óvulo es fertilizado por un espermatozoide. Luego, el huevo se divide en dos, generalmente en la etapa de dos células. Si el óvulo se divide temprano en blastocistos, habrá dos masas de células internas. Entonces los gemelos tendrán el mismo corion y placenta, pero amnios separados. Sin embargo, un óvulo también puede dividirse en dos pero tener solo un blastocisto. Esto dará como resultado una masa celular y un blastocisto. Los gemelos compartirán la misma placenta, corion y amnios. Esta se considera la causa más probable de los gemelos siameses y quizás incluso del craneópago parasitario.
Una hipótesis es que el craneópago parasitario resulta del desarrollo de dos fetos del mismo cigoto que no se separan en la cabeza alrededor de la segunda semana de embarazo. Algunos, sin embargo, creen que esto ocurre algo más tarde (alrededor de la cuarta semana de embarazo), cuando los dos embriones se unen cerca del neuroporo abierto anterior.
Otra hipótesis para la formación del craneópago parásito es que existe una fusión de los sistemas vasculares somático y placentario de los gemelos, así como una degeneración del cordón umbilical en un gemelo parásito, lo que indica el desarrollo de un craneópago parásito por falta de de suministro de sangre.
Hasta la fecha se han documentado 10 casos de este tipo. Solo en tres de ellos el niño permaneció vivo después del nacimiento.